10 febrero, 2011

Pequeño Homenaje

Los recordaba como muy, muy empalagosos, y con un sabor rancio, cansino, antiguo. 
Los he vuelto a probar hace poco y ahora estoy completamente convencido: están hechos de naftalina, terciopelo ajado, muebles oscurecidos con cera Alex y, sobre todo, con extracto de abuelita.
Una delicia, en serio.


2 Comments:

Blogger lapalo said...

Ummmm, la vuelta al pasado a través del sabor. Hay que ver, las cosas que no nos gustaban de pequeños como mejoran con el paso de la edad. Las papilas gustativas fabrican algún compuesto químico que produce nostalgia? A ver, los que han estudiao....responded.

10 febrero, 2011 11:09  
Anonymous Anónimo said...

Nunca han sido rancios, a no ser que los dejaras varios meses en el bolsillo del pantalón. Entonces se iban mezclando con el sudor, el polvo, las migas, los pelillos y demás sustancias que iban acumulándose en ese fondo oscuro. Se iban quedando blandos, romos, sin color. Los acababas confundiendo al tacto con un botón o con alguna pieza desprendida del patinete.
Por lo demás, siempre han tenido un sabor palpitante e intenso.
Los he comprado con mucho gusto siempre que pasaba por esa tienda, tan mona; ésta sí quizás un poco empalagosa entre tanto y tanta violeta.
Salud.

11 febrero, 2011 20:09  

Publicar un comentario

<< Home