24 julio, 2007

A la porra el Budismo


Llevaba amenazando años con hacerlo, como casi todos.
Aún después de decidirlo, todavía le surgían dudas: ¿Y si algo va mal?¿Y si, con lo que cuesta, en el último momento me voy por las patillas, me agarro al quicio de la puerta y no me desenganchan hasta que bajemos?
La semana pasada me envió un e-mail (¿puede el Outlook registrar y emitir una risita histérica?): ya tengo la reserva hecha, para el Sábado, ya no hay vuelta atrás.
Hoy me manda la foto y, en un primer momento, me choca porque me cuesta creeelo: ¡Era cierto, nuestro amigo y colaborador Triskel aparece suspendido, a tomar por saco del suelo y con el viento silbándole en las orejas a 240 kilómetros por hora!
Y, sobre todo, ¿habéis visto esa sonrisa?¿Habéis visto esa CACHO sonrisa?
El punto consiste, me imagino, en que no es solamente el breve rato que pasas con la adrenalina por las nubes, el regustillo que te deja en la boca dos días después; es que, además, puedes tachar de una puñetera vez algo en la interminable lista que todos tenemos antes de que nos visite la Anoréxica Blanca.
¿Disolución del ego?¿Control de las pasiones?¿Equilibrio?¿Eliminación de la vanidad, la ambición o la locura?

Los de la túnica naranja no saben lo que se pierden...
¡¡¡¡¡¡YYIIIIAAAAJJUUUUUU!!!!!!


Y, por supuesto, un aplauso para todos aquellos que decían que abrirían un chiringuito en la playa y lo hicieron; para todos aquellos que se apuntaron al gimnasio y después fueron; y para todos aquellos que aseguraron que algún día saltarían en paracaídas y saltaron...
¡Un aplauso y un brindis con CocaCola-light!


¡Aúpa, Triskel!

5 Comments:

Blogger Nemo said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

24 julio, 2007 12:50  
Blogger triskel said...

Este comentario ha sido eliminado por el autor.

25 julio, 2007 09:06  
Blogger triskel said...

Una experiencia ciertamente inolvidable; una cosa menos que hacer en la Vida (o una más hecha, lo mismo da que da lo mismo); un subidón brutal que a medida que bajas sube más (sobre todo porque ves el suelo como se agranda a una velocidad de vértigo); y -como decía el anuncio- sonreír, siempre sonreír (os aseguro que es imposible no hacerlo).

Sólo me falta abrir el chiringuito en la playa, aunque de momento me dedicaré a dar de comer a los que ya lo tienen abierto... je, je...

25 julio, 2007 09:16  
Blogger lapalo said...

Jo triskel, vaya par...por un lado me da envidia, pero por otro...yo pensé que la sonrisa era el cacharrillo que os ponen en la boca para depositar, sin peligro, el corazón que se sale por la boca.Por cierto, ¿el calvo que llevas a la espalda es el paracaidas?

26 julio, 2007 14:21  
Blogger bestiaparda said...

Creo que el calvo tambien sonrie... ya nos lo explicaras, picarón. Desde luego la adrenalina a tope, caída libre sodomizado por Mr. Proper, ¡vaya experiencia!
Estaba pendando probarlo sin el calvo y sin paracaídas, tiene de dar un subidón o bajadón, no sé. Pero el hoyo de unos 6 palmos por lo menos(HOYO, no pollón, que hay mucha sorda por ahí).

26 julio, 2007 15:28  

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