17 diciembre, 2010

Gracias, Universo

Casi se me olvida esta pequeña anécdota, absolutamente verídica, que me sucedió el otro día.
El Universo, a veces y si prestas la atención suficiente, tiene un sentido del humor y una delicadeza digna de elogio.
Bajaba a Madrid en coche. Estaba revuelto, muy nervioso por diversos motivos, a un encuentro peliagudo y potencialmente tenso. Por más que intentaba positivizar la situación, tenía todos los chacras girando del revés.
De repente, rebaso una furgoneta blanca con un gran rótulo pintado en el lateral, que apenas me da tiempo de leer:
"DESPUÉS DE LA TORMENTA
SIEMPRE
SIEMPRE
SIEMPRE
SALE EL SOL".