"SE TRASPASA" V
tengo un cazo en el fuego,
baila fandango conmigo
finge que el juego no acaba...
Por supuesto, el estupor de la gente es absoluto.
-El asunto es que Abuelo ya está aquí- Nemo se mece suavemente, cabizbajo y con el pelo revuelto cubriéndole la cara.
Y así es. Se abre la puerta y aparece el aludido, con la cara enrojecida por el esfuerzo, el oxígeno a tope y un enorme huevo debajo del brazo.
-Güec- grazna Nemo.
Bestiaparda rie suavemente. Parece más tranquilo que nunca. Como si intuyese todo lo que iba a pasar, como si la confirmación de sus presentimientos fuese una tremenda liberación. Sentado, con las piernas cruzadas, se emplea ahora a fondo en dejar romo el filo del cuchillo que tantos años le costó perfeccionar.
Nemo levanta bruscamente la cabeza, como si hubiese recibido una descarga eléctrica. Con la camisa desabrochada, agitándola arriba y abajo como si fuesen alas, inicia una danza descontrolada por toda la habitación, sobre los sillones, bajo la mesa, tras las cortinas. Se detiene ante Nubeblanca, pone morritos y...silba.
-¡Brota la melodía encallada!- grita reiniciando la carrera. Se mueve espasmódicamente, moviendo brazos y piernas de forma incongruente como un muñeco mal construido. Frente a Batiscafo:
-Para bajar un escudo no siempre hay que darle con la maza. A veces, basta con un beso.
Y, subiéndose en el sofá frente a la estantería, agarra un libro, lo abre por cualquier página y, con grandilocuentes gestos teatrales, simula que lee:
-En la Edad Media se consideraba que la Locura tenía una base fisiológica , a saber, como un corpúsculo en forma de piedra o tumor en el cerebro que se podía, evidentemente, extirpar mediante la sana práctica de la trepanación del cráneo...¿Apetece, Bestiaparda?
-No gracias, me estoy quitando.-sonríe.
En ese momento, Nemo se detiene, los hombros caídos, la mirada baja. Suspira levemente, se aparta el pelo de la cara y mira a su alrededor:
-Ahora, amigos, queridos, debo partir.- Lala empieza a sollozar, comprendiendo.- No temáis, volveremos a vernos. La Fuerza estará ya con vosotros...siempre.
Y así, sin más estruendos, ni chispas ni humo ni efectos especiales, y ante la mirada atónita de los presentes, Nemo se transmuta, fluída y suavemente, en una lechuza. ¡Una lechuza de verdad! Con su pico curvo, sus plumas , sus ojos oscuros y profundos...y una estatura de un metro noventa, aproximadamente.
Las garras aceradas emiten un leve claqueteo cuando retrocede dos pasos; hincha todo el plumaje, estira mucho el cuello , sacude la cabeza, y, tras dos o tres espasmos, regurgita un pequeño objeto blanco que rebota con ruido de piedra sobre el suelo y rueda hasta detenerse... a los pies de Mac.