La parábola del portero aficionado y el penalti
"Un portero, aficionado, malísimo e inseguro, juega un partido en un campo reglamentario. Él está acostumbrado a jugar en una cancha de balonmano, con una portería pequeñita y accesible para su buena estatura pero, de repente, está en una inmensa portería de nueve metros, de postes inalcanzables y con un suelo de arena duro como el granito...
Afortunadamente, apenas hay percances durante el partido pero, justo en los últimos segundos, pitan un penalti en contra.
Tremenda responsabilidad.
Tragando saliva, el portero se coloca entre los palos. Sus compañeros le dicen: "¡Atrapa la pelota como sea, no puede haber rebotes porque nos la cuelan, fijo, y no hay tiempo para remontar!"
Con los músculos tensos, las piernas arqueadas, presto para saltar como un jaguar, el portero aficionado visualiza todas las posiblidades: se imagina brincando como una rana hasta el ángulo izquierdo o lanzándose contra el suelo (qué daño, por Dios) si el esférico va raso y a la derecha, atrapándola contra el pecho si va próxima o despejando sobre el larguero si viene alta. Gloria o miseria.
Vuelve a tensar los músculos. Suena el silbato y ... sucede lo inesperado: el lanzador del penalti también es aficionado. Chuta con toda su mala leche, pero el balón sale recto, lento y raso, perfectamente perpendicular a la portería. Al de los músculos tensos- muy perplejo- aún le da tiempo a pensar: "podría cerrar las piernas, eso bastaría; pero tengo que atraparla, atraparla, atraparla". Dobla la cintura, baja las manos hasta casi tocar el suelo, pero demasiado tarde: el balón, aunque lento, ya ha pasado bajo el arco de sus piernas. Estalla el júbilo en el equipo contrario. El Mundo se desmorona."
Moraleja: intentar estar preparado para todas las posibilidades y variables del futuro no tiene ningún sentido, porque siempre hay una posibilidad con la que no contabas. Y cuantas más variables visualices, más desnudo te encontrarás frente a la que no consideraste.
Simplemente, intenta relajarte y ser flexible con lo que venga. Be water, my friend.
Afortunadamente, apenas hay percances durante el partido pero, justo en los últimos segundos, pitan un penalti en contra.
Tremenda responsabilidad.
Tragando saliva, el portero se coloca entre los palos. Sus compañeros le dicen: "¡Atrapa la pelota como sea, no puede haber rebotes porque nos la cuelan, fijo, y no hay tiempo para remontar!"
Con los músculos tensos, las piernas arqueadas, presto para saltar como un jaguar, el portero aficionado visualiza todas las posiblidades: se imagina brincando como una rana hasta el ángulo izquierdo o lanzándose contra el suelo (qué daño, por Dios) si el esférico va raso y a la derecha, atrapándola contra el pecho si va próxima o despejando sobre el larguero si viene alta. Gloria o miseria.
Vuelve a tensar los músculos. Suena el silbato y ... sucede lo inesperado: el lanzador del penalti también es aficionado. Chuta con toda su mala leche, pero el balón sale recto, lento y raso, perfectamente perpendicular a la portería. Al de los músculos tensos- muy perplejo- aún le da tiempo a pensar: "podría cerrar las piernas, eso bastaría; pero tengo que atraparla, atraparla, atraparla". Dobla la cintura, baja las manos hasta casi tocar el suelo, pero demasiado tarde: el balón, aunque lento, ya ha pasado bajo el arco de sus piernas. Estalla el júbilo en el equipo contrario. El Mundo se desmorona."
Moraleja: intentar estar preparado para todas las posibilidades y variables del futuro no tiene ningún sentido, porque siempre hay una posibilidad con la que no contabas. Y cuantas más variables visualices, más desnudo te encontrarás frente a la que no consideraste.
Simplemente, intenta relajarte y ser flexible con lo que venga. Be water, my friend.
posted by Nemo at 12:24 p. m.
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