SE TRASPASA XII
...donde soñaba con imágenes de colores que brotaban sin cesar, y dormía un sueño húmedo donde los alacranes acuáticos disparaban dardos con tinta china y donde las burbujas de alma redonda acababan tomando forma de cuerpos escamosos, cuyas piruetas sinuosas ni Pollock podría haber descrito es sus mejores momentos de inspiración. Pero la tectónica de placas le hizo estremecer; todo el fondo se convulsionó y lo catapultó hacia no sabía dónde.
En cualquier caso, calculando que el espacio universal es curvo, nos llevará al final al punto de partida. Y los alaridos, los cimbreantes movimientos de caderas y las miradas ensimismadas volverán a repetirse como se repitió el hipo de mi madre ( que no es ipod de mi vecino), hasta que por fin pudimos darle un morrocotudo susto cuando la variopinta panda de infames mocosos alborotadores, tras días de marcha a través del ardiente desierto se encuentran de sopetón ¡oh, sorpresa! con un cartel que dice “yo, el cocido, mejor sin garbanzos”. ¿No asusta esto a cualquier madre?... Pues ¡fuera hipo, fuera ipod y fuera todo tipo de elemento desestabilizador que pueda enturbiar la vida de este rincón del mundo donde los serecillos de ojos vivaces y voces elocuentes llevan años frotándose con la piedra pómez!
Y al precio que está el barril, hasta a la mejor T-6000 se le acaba el combustible: Los alaridos de la máquina infernal se hacen cada vez más espasmódicos, sus pasos cada vez menos demoledores y su amazona, pasada la emoción caprichosa del primer momento, pierde repentinamente el interés, se suma a los cánticos populares en libanés de quienes le vienen pisando los talones a pesar de que llevaba chanclas, y concierta cita con su dentista, más que nada porque presiente que al bajarse se va a romper los piños. Todo vuelve a ser un revoltijo ensordecedor de agitadas y vociferantes tripas ¡quién se ha comido mi Nocilla? clamando por unas gotas de patxaran y por el cachito mío que Dios me dio, amalgamadas en una masa de sudor y plumas.
Cuentan los duendecillos silvestres que no es lo mismo toma que daca. Y en una resurrección de cada loco con su tema donde no quedaba ya ni el eco de sssxhassh-sssxhassh del afilar de los cuchillos, ni las apariciones hacían ya el mágico bhooohhhhp-bhooohhhp al desaparecer para pasmo de los gentiles, los que creían estar en medio de la vorágine resultaban estar quietos. Y mirándose a los pies, veían a éstos (los pies) desaparecer por la pista a una velocidad de correcaminos (mec-mec), dejando tras de sí algo que recordaban haber visto anteriormente, en la oscuridad de los tiempos: algo como una estela de nube-blanca bastante sospechosa y que tardaba en disiparse…